A veces, entre el desayuno y las lavadoras, se nos olvida que estamos construyendo una historia.

Una historia que no saldrá en las noticias, ni recibirá un reconocimiento público, nadie verá las noches sin dormir cuidando a alguno de tus hijos que se enfermo,

o todas las temporadas de embarazo y postparto donde olvidamos que día es o si es de día o de noche,

o las lágrimas cuando nos hemos sentido completamente perdidas en la maternidad sin saber muchas veces ni siquiera qué es lo que realmente necesitamos.

Pero aún así estás haciendo la labor más grande que existe, criar a la próxima generación, impactando sus vidas en el diario cotidiano.

La vida en el hogar, con sus días largos, su ruido de fondo constante, sus interrupciones, sus cambios de ritmo, puede hacernos olvidar nuestro propósito. Puede llenarnos tanto de ocupaciones, que ya no escuchamos lo que Dios está susurrando al corazón.

Cartas desde mi hogar

Un espacio para silenciar el ruido y volver al presente, donde la maternidad cobra sentido.

Llevo 11 años quedándome en casa con mis hijos. Casi 8 años haciendo homeschool. Y cada día sigo aprendiendo que esta no es solo una elección educativa, es un estilo de vida. Uno que requiere presencia. Y también transformación constante.

Porque lo único seguro en la maternidad es que todo cambia: los horarios, las edades, las temporadas, los ritmos, las emociones, nosotras mismas.

Y si no aprendemos a fluir con esos cambios, nos rompemos por dentro.

Por eso escribo estas cartas. Porque en medio del ruido visual, digital, mental y emocional que nos rodea,necesitamos un respiro. Un lugar donde parar.

Un espacio donde volver a mirar nuestra vida con ojos de propósito.

Estas cartas no son contenido. Son compañía.

A veces llegan cada semana.
A veces cada dos días o cada día. A veces hay silencio, porque yo también me detengo para vivir. Pero siempre llegan con verdad. Sin filtro. Y con mucho amor.

¿Qué son estas cartas?

Son fragmentos de mi día. Son pensamientos que nacen mientras cocino, mientras hacemos homeschool, mientras noto cómo cambia mi corazón con cada hijo.

Son preguntas, confesiones, intuiciones, oraciones, historias.

No tienen un objetivo más que este: acompañarte.

- Acompañarte cuando sientes que estás sola.
- Acompañarte cuando todo te abruma.
- Acompañarte cuando quieres criar con intención, pero no sabés por dónde empezar.

Y sobre todo, recordarte que la maternidad no se vive en automático.

Estas cartas no son contenido. Son compañía.

A veces llegan cada semana.
A veces cada dos días o cada día. A veces hay silencio, porque yo también me detengo para vivir. Pero siempre llegan con verdad. Sin filtro. Y con mucho amor.

Sobre mí

Soy Caro.

Mamá de cuatro. Homeschooler. Escritora de ratitos en mi computadora de mesa, pero siempre llevo conmigo una libreta de anillos que lleno con todos mis pensamientos. Lectora obsesiva. Amante de los silencios y de las charlas con mi esposo, mi compañero de mis mañanas con café en mano.

No vengo a darte recetas. Vengo a abrirte la puerta de mi casa (y de mi corazón). Porque aunque nuestros hogares sean distintos, sé que hay algo que nos une: el deseo de criar con más calma, más conexión… y más fe.

¿Quieres seguir leyendo?

Te dejo por acá mi blog donde podemos seguir caminando juntas.